ACTIVIDAD FASE I

ANALISIS CRÍTICO DEL LIBRO "FORMACIÓN EN SALUTOGÉNESIS Y ACTIVOS EN SALUD"


FORMACIÓN EN SALUTOGÉNESIS Y ACTIVOS EN SALUD
Mariano Hernán. Antony Morgan. Ángel Luis Mena 


INTRODUCCIÓN
FORMACIÓN EN SALUTOGÉNESIS Y ACTIVOS EN SALUD nos introduce en el conocimiento de nuevas perspectivas para abordar la salud de las personas no sólo como objetos pasivos susceptibles de caer enfermos por unas enfermedades que debemos conocer muy bien para defendernos de ellas, sino como sujetos activos que recurriendo a sus cualidades individuales y a los recursos sociales y culturales de su entorno son capaces de vivir más sanos y por tanto más felices. Expone conceptos como salutogénesis, sentido de coherencia, activos en salud, resiliencia , etc. … claves para interpretar esta visión de la salud y bases para elaborar una metodología más centrada en una antropología cultural o social. 

El libro está divido en dos partes principales: “lo que sabemos y “lo que hacemos”. En la primera parte se exponen las bases teóricas de la salutogénesis y el origen de la salud, así como de los activos en salud y el sentido de coherencia, la evidencia al respecto y cómo se podrían aplicar estos modelos para reducir desigualdades en la salud de la comunidad. En último lugar se aborda la elaboración de un mapa de la salud estableciendo las relaciones entre sistema y comunidad. La segunda parte del libro hace un repaso de cómo basándose en un modelo con una evidencia suficiente pasamos a la formación de personas claves para que se apliquen en actuaciones que serán recogidas en un mapa de activos, desarrollando así el modelo salutogénico en la salud pública. Por último se exponen proyectos basados en modelos de activos y salutogénicos en Andalucia agrupados según son aplicados en etapas vitales, grupos sociales, problemas de salud, etc. 

Nos centraremos en el segundo capítulo de la primera parte ya que se analizará el modelo salutogénico y sentido de coherencia y entiendo se profundiza más en estos conceptos claves para entender este paradigma de la salud. 



DESARROLLO

ANÁLISIS DEL MODELO SALUTOGÉNICO DEL SENTIDO DE COHERENCIA: RETOS Y EXPANSIÓN DE UN ENFOQUE POSITIVO DE LA SALUD Y EL DESARROLLO.

En una primera parte los autores repasan la evolución histórica de los pueblos para conservar la salud de las personas, no solamente mediada por las tradiciones culturales, por las prescripciones religiosas o también a través de disposiciones legales dictadas por los gobernantes. Antes de que se elaboraran las teorías salutogénicas hubieron intentos previos que podrían considerarse como los precursores de dicho modelo; pero se tuvo que pasar de un modelo médico tras la Revolución Industrial en el que se pretendió mejorar la salud global de la población hasta llegar a la revolución científica para que triunfara la teoría biomédica en la cual se consideraba el cuerpo como una máquina que puede fallar por cual lo que debe hacer la ciencia es recuperar el equilibrio físico-químico. Tras la Segunda Guerra Mundial y la creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y dentro de ella la Organización Mundial de la Salud (OMS) se plantean objetivos como alcanzar los mayores niveles de salud para la población que ya estaba recogido en la declaración Universal de los Derechos Humanos. La OMS define la salud como el estado completo de bienestar físico, mental y social y no como la ausencia de enfermedad; esto plantea que personas y comunidades poseen recursos que le hacen sentirse libres de enfermedad, ampliándose el concepto de los elementos necesarios para el mantenimiento de la salud de las poblaciones. Los autores afirman que el modelo salutogénico seguiría la Teoría General de Sistema la cual establece que en cualquier sistema existirían elementos comunes en diferentes niveles de la realidad y cada uno de estos niveles estarían interrelacionados entre sí. 

El artífice del modelo salutogénico fue el médico sociólogo judío Aaron Antonovsky que desarrolló un estudio sobre mujeres supervivientes de la Segunda Guerra Mundial. En una reflexión cargada de vitalismo, los autores nos sorprenden con unas emotivas líneas sobre las paradojas del destino: “…como se deduce de lo anterior, el paradigma salutogénico y la salud pública posmoderna nacen paradójicamente en las cenizas del Holocausto”.
Aaron Antonovsky planteó que habría que pasar de un modelo dual enfermo-sano a un modelo continuo, en el cual una persona no está completamente sana o completamente enferma. Incluso un paciente en estado terminal tiene alguna parte de su salud que permanece inalterada. Se entiende la salud como de un sistema en equilibrio que intenta mantener el orden frente al caos, es decir frenando la entropía (tendencia natural al desorden). Este orden puede mantenerse de forma activa y Aaron propone dos importantes elementos para mantener la salud: por un lado los Recursos Generales de Resistencia (GRRs) que son factores sociales, biológicos y psicológicos que poseen las personas para que puedan mantener un vida más satisfactoria. Incluso llegaron a enumerarse cuáles serían dichos recursos: dinero, conocimiento, experiencia, autoestima, hábitos saludables, compromiso, apoyo social, capital cultural, inteligencia, tradiciones y visión de la vida. Contras más recursos dispongamos, más oportunidades tendremos para enfrentarse a los desafíos que la vida nos plantea. Pero Antonovsky no se queda ahí, ya que elabora el concepto Sentido de Coherencia (SOC), clave de su teoría. El SOC estaría compuesto por tres componentes: la comprensibilidad (componente cognitivo), la manejabilidad (componente conductual o instrumental) y la significatividad (componente motivacional). Es decir, una persona con un buen SOC es capaz de comprender con un pensamiento lógico lo que está ocurriendo, con sus habilidades es capaz de hacerle frente modificando su comportamiento y además ver todo ello como algo trascendente para su vida. Esta actitud en las personas hace que se puedan y sepan usar los Recursos Generales de Resistencia, pese a que estos sean escasos. La respuesta seguiría un proceso basado primero en interpretar los estímulos de forma comprensible, pero además en nuestro entorno existen recursos disponibles que podemos utilizar y todo ello interpretado como transcendentes retos dignos de ser aceptados como parte de nuestra experiencia vital. Puede ser por tanto el instinto de supervivencia de la especie el que subyace en nuestra herencia genética o cultural. 

En un apartado posterior los autores repasan cómo las teorías salutogénicas se incorporan en los programas de promoción de la salud. Desde la creación de Organización Mundial de la Salud (OMS, WHO) hubieron dos hitos importantes en el desarrollo de las estrategias de potenciación de la actuaciones orientadas hacia la promoción de la salud. En Alma Alta (1978) (con el informe Lalonde de fondo) se instaba a los gobiernos para que establecieran mecanismos que favorecieran el empoderamiento entre los profesionales y las personas para que estas últimas fueran capaces de tomar, de forma activa, decisiones importantes para la salud, apoyadas por los primeros. Pero no es hasta 1986 en Otawa cuando se sientan las bases de la Promoción de la Salud, siendo definida oficialmente como el proceso que permite a las personas incrementar el control sobre su salud para mejorarla. Cuatro años después en Copenhague, Antonovsky presentó su modelo salutogénico revelándose como un paradigma realmente viable para la investigación y la práctica en Promoción de la Salud. La teoría salutogénica se presentaba como un modelo de intervención que funcionaba resolviendo problemas de salud, buscando soluciones, identificando recursos válidos, factibles de ser usados por la población y buscando las capacidades de individuos o grupos para ser aplicadas. Es realmente ingeniosa la metáfora que Antonovsky utilizó para explicar cómo funcionarían las diferentes intervenciones en salud para evitar las enfermedades. Bajo una visión clásica, la vida no sería un río con corriente descendente que termina en la cascada final que sería la muerte. Con esta visión la atención sanitaria se centraría en intentar salvar vidas para que esa persona no caiga en la muerte o enfermedad. Antonovsky propuso que la vida es un río sin pendiente con una ribera segura y un margen con una cascada a lo largo de todo su curso. Las personas deben nadar para mantenerse lo más cerca de la orilla segura. Las medidas de promoción de la salud y educación para la salud irán encaminadas a enseñar a las personas a nadar, haciéndolos más autónomos para mantenerse a salvo. Las medidas de prevención irán encaminadas a suministrarles chalecos salvavidas para facilitarles la permanencia en aguas seguras. En las siguientes fases las personas son más capaces de resistir usando los recursos que se van encontrando en el río, pero teniendo en cuenta que el río también está lleno de remolinos y peligros que nos pueden debilitar y acercarnos al borde peligroso. 

En el siguiente apartado, los autores nos refieren las claves que ha llevado a la teoría salutogénica a ser considerada como uno de los modelos más eficaces para diseñar estrategias de salud pública. Las claves de dicho éxito se fundamentan en ser un modelo que aglutina diferentes disciplinas de la salud, la educación y la sociología. La aportación combinando recursos y elementos relacionados con el sentido de la coherencia ofrece una visión más completa, al aceptar aspectos cognitivos, perceptivos y conductuales. Quizás una de las mayores aportaciones de la teoría salutogénica es la creación de una escala para valorar el sentido de coherencia que ha facilitado la divulgación de esta teoría. 

En el último apartado del capítulo que tratamos, los autores hacen un alegato sobre la difusión e impacto que está teniendo este modelo, así como sus repercusiones actuales y futuras. También reseñan algunas de las críticas más fundadas que ha recibido esta escala; como la posibilidad de que la escala mida otras variables no tenidas en cuenta. La escala plantea problemas a la hora de usarla como cribada de manera indiscriminada, ya que podría estigmatizar a personas con baja puntuación, además los resultados no nos dicen en qué posición se encuentra el individuo en el continuo salud-enfermedad y por otro lado puede que los resultados pueden variar a lo largo de ciclo vital (se sabe que los valores del SOC se incrementan con la edad). Los autores reconocen que este modelo, a diferencia que en los países del norte de Europa, en España aún se encuentra poco difundido. Por ello cabe en nuestro país labores de divulgación del modelo como método científico y riguroso y la recopilación de toda la evidencia científica al respecto. Así mismo, se debería reforzar la reorientación de la promoción de la salud basado en los activos, no sólo pensando en servicios sanitarios sino en recursos, elaborándose mapas de activos. Los autores indican que mucho de los trabajos realizados en salutogénesis en nuestro país han ido encaminado a dos etapas del ciclo vital (vejez y adolescencia). No obstante, los autores esperan que más pronto que tarde mucha de las políticas sanitarias e intervenciones en salud pública de nuestro país se harán bajo este foco metodológico que seguro convertirá a las personas en protagonistas en la defensa y conservación de su salud. 


CONCLUSIONES
Es un interesante libro para los que trabajamos en la salud o en la educación, así como para los profesionales que diseñan programas de intervención en salud pública. Las intervenciones que fomentan la autonomía de los pacientes precisan de un periodo de asimilación por parte de la mayoría de los ciudadanos, acostumbrados aún a un modelo sanitario paternalista fruto de la dependencia al sistema, muchas veces fomentada por políticas que han preferido optar por el uso partidista y demagógico de los servicios sanitarios. Por eso es de suma importancia divulgar este modelo que aporta herramientas para trasladar a las personas el control de su salud.

Las ideas del modelo salutogénico se exponen en este libro de forma concisa y amena, acompañado de explicaciones sistematizadas que clarifican los conceptos expuestos. Me ha impresionado lo oportuno del símil que se emplea para explicar las intervenciones en salud mediante el río de la vida. En definitiva, una importante y motivadora aportación para seguir trabajando no sólo para nuestros pacientes sino con nuestros pacientes para que la travesía por el río de sus vidas fluya saludable y feliz.


La vida hoy tiene el ritmo de los ríos
la risa de las aguas
que entre los verdes junquerales corren,
y entre las verdes cañas… 
Antonio Machado




Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir; … 
Jorge Manrique






RAFAEL ÁNGEL MAQUEDA
Médico de Familia
Centro de Salud Victoria
Dirección lugar de trabajo: C/ Chaves s/n
29014 Málaga

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